La
influencia del marxismo en el siglo XX fue muy grande, y por eso se
le ha dado mucha importancia a la filosofía de Hegel. Quizás ahora
ha llegado el momento de hacer una nueva lectura de la filosofía
idealista de autores como Fichte, Schelling, etc. Marx es un
hegeliano de izquierdas, y por eso el estudio de Hegel ha sido
obligado en los años 60 y 70 del siglo XX. Las teorías fascistas
eran opuestas a las marxistas, pero también tenían en la base una
interpretación de la filosofía de Hegel.
En el marxismo hubo tradiciones que cortaron con el hegelianismo, como por ejemplo el estructuralismo de Althusser. En el siglo XX se ve a Hegel como el filósofo que ha culminado la línea de Kant, y los filósofos que quedan entre ambos serían meros intermediarios. Pero Fichte y Schelling no son meros precursores de Hegel, sino que forman parte de este ciclo cada uno en sus propias posiciones. Su obra ha sido estudiada en profundidad y se han revalorizado, pues no dicen lo mismo que Hegel.
En el marxismo hubo tradiciones que cortaron con el hegelianismo, como por ejemplo el estructuralismo de Althusser. En el siglo XX se ve a Hegel como el filósofo que ha culminado la línea de Kant, y los filósofos que quedan entre ambos serían meros intermediarios. Pero Fichte y Schelling no son meros precursores de Hegel, sino que forman parte de este ciclo cada uno en sus propias posiciones. Su obra ha sido estudiada en profundidad y se han revalorizado, pues no dicen lo mismo que Hegel.
El
propio Schelling dice que le parece excesiva la fama de Hegel, a
quien ve como un nuevo Wolff, un escolástico más sistemático que
creativo. Schelling desarrolla una filosofía propia, el sistema de
la identidad, distinta a las anteriores, y lo mismo ocurre en el caso
de Fichte, que es un filósofo creador. Fichte, al principio, se
presentaba como un filósofo que decía lo mismo que Kant, se
presentó como un kantiano, aunque luego hizo cosas muy diferentes y
novedosas. Incluso Kant escribió un artículo rechazando la
filosofía de Fichte y en el que mantenía que esa no era su
filosofía. En cambio, este juicio es destruido por el análisis de
los historiadores, que ven a Fichte como uno de los más brillantes
sucesores de Kant. A Fichte le pasó lo mismo con Schelling.
Fichte
no fue expulsado de la Universidad, como se suele decir, sino que tas
muchas presiones y acusaciones de ateísmo le obligaron a dimitir.
Goethe hizo a Fichte profesor en Jena, y éste trajo a Schelling, y
luego vino Hegel. Aquí se cierra el círculo idealista. Fichte
desarrolló ideas propias a partir de la filosofía kantiana, e
intentaremos ver ahora cuáles son las novedades de la filosofía de
Fichte, al cual le ocurrió algo similar a lo que le ocurrió a
Espinosa con Descartes. Fichte, de pequeño, era campesino, cuidaba
gansos, y pudo estudiar gracias a la protección de un señor feudal.
Luego, para subsistir trabajó de preceptor hasta que se
constituyeron las universidades modernas, como también hicieran
Schelling y Hegel.
Un
alumno le pidió a Fichte que le explicara la obra de moda, la
Crítica de la razón pura, y quedó fascinado pro la obra de
Kant, fue como una revelación para él. Se trasladó desde Polonia a
Könisberg para ver a Kant, y éste le publicó a Fichte un escrito
sobre la religión, de manera anónima. Fichte anticipó ideas
kantianas sobre la religión, como se ve en su obra La religión
dentro de los límites de la pura razón. Los críticos vieron
ese artículo como una obra de Kant, y más tarde esa obra de Kant
fue censurada por el rey de Prusia, a la muerte del cual fue
publicada la obra, evitando así el enfrentamiento directo, cosa que
no hizo Fichte. Era insobornable, y llegó a enfrentarse con
Napoleón, pues consideraba que no tenían ningún principio moral, y
es muestra del fracaso de Francia para extender los logros de la
Revolución francesa. Pero Alemania sustituirá a Francia como
potencia mundial.
Kant
reconoció que el citado artículo no era suyo, sino de Fichte, lo
cual le dio una gran fama e hizo que Goethe se fijara en él. Fichte,
en principio, era un liberal, no es un precursor del fascismo. Estaba
muy influido por Espinosa, cuya obra no había sido leída por Kant.
A la muerte de Lessing se descubre que éste le había confesado a
Jacobi que había sido espinosista, y que consideraba a Espinosa el
mayor filósofo. En aquella época, Espinosa tenía gran fama de ateo
y panteísta. Esto provocó que la juventud de la época se
interesase por el estudio de Espinosa. Durante el siglo XVIII,
Espinosa había estado muerto y se había desarrollado todo un
género, el de las refutaciones de Espinosa. La obra de Fichte está
muy influenciada por este autor, aunque no acepta todas las partes de
su filosofía. Espinosa, como Fichte, era un liberal que defendía la
libertad de pensamiento. El Estado debe dejar manifestar todas las
opiniones racionales. Espinosa parte de Descartes, como Fichte parte
de Kant, y actualmente se están estudiando las fuentes españolas
del pensamiento de Espinosa, respecto al pensamiento judío y a los
marranos. Muchos de éstos emigraron a Holanda, donde nace Espinosa,
con el cual nace la tradición de las ideas democráticas (no es en
Locke). Espinosa se opuso al fanatismo religioso y político, y este
corte absoluto con la religión no se da todavía en Descartes,
llamándose él mismo el filósofo enmascarado. Espinosa no es un
personaje marginal, como dice Deleuze, pero sí sufrió grandes
marginaciones, críticas, expulsiones, etc., debido a sus fuertes
posturas. La filosofía espinosista está gestada en la tradición de
tolerancia religiosa de la España de las tres culturas. Espinosa
rompe con la actitud marrana, se quita la máscara.
Fichte
es quien rescata a Espinosa críticamente, considera que Espinosa
llevó a la expresión más profunda las ideas cartesianas, dio una
buena fundamentación a la filosofía de Descartes, que parece
claramente contradictoria en cuestiones como la de la substancia.
Muchos se asustaron al ver que esta línea conducía al ateísmo(si
interpretamos consecuentemente a Descartes), y por eso surgió la
tradición de Malebranche, que acercó a Descartes al catolicismo.
Espinosa quedó relegado como un maldito. Leibniz está muy
influenciado por Espinosa, constituyendo un eslabón central.
Fichte
es una figura similar a Espinosa en el idealismo alemán, y siendo su
Descartes el propio Kant. Fichte reconoce que Kant es un filósofo
que dice cosas nuevas y geniales, pero su filosofía no está bien
fundamentada. Kant ofrece respuestas nuevas, pero las premisas de las
que parte no están claras. Parece contradecirse. Kant dice que la
causalidad sólo rige en el mundo fenoménico, y por eso critica el
argumento cosmológico de la existencia de Dios. Pero, por otro lado,
al explicar la teoría del conocimiento, considera que hay una
materia del conocimiento, las sensaciones, que son manifestaciones de
una cosa en sí que está detrás. El noúmeno será la causa del
fenómeno. Así, parece aplicar la cantidad a las cosas en sí,
cayendo en una contradicción.
La
filosofía es un saber racional, y debe estar bien fundamentado, como
dijo Espinosa. Fichte le reprocha a Kant no haber hecho esto. La
unidad de las tres críticas kantianas es un falso formalismo, como
también vio Schopenhauer. El sistematismo de Kant está trucado.
Fichte, a diferencia de Kant, es un genio de la fundamentación,
aunque no era tan sabio como él. Presenta una filosofía de una
verdadera manera sistemática y, por ello, toma como referencia a
Espinosa, el cual utilizaba el método geométrico. Fichte utiliza el
método dialéctico, considera que el método filosófico ha de ser
dialéctico. Aparecen indicios de este método en Kant, pero su
verdadero padre es Fichte.
La
crítica que hace Fichte a Kant le conduce al idealismo
trascendental. Kant había llegado a resultados verdaderos, pero sus
premisas no eran adecuadas. El mundo fenoménico y el nouménico
están separados por un abismo surgido en un dualismo. Todo esto
conduce a contradicciones que Fichte intenta solucionar. Se abre una
línea de heterodoxos kantianos, se planteó el problema de buscar
una unidad en la filosofía de Kant, cosa que luego Fichte solucionó.
El de Fichte fue el intento de desarrollar una filosofía kantiana
coherente, lleva la filosofía de Kant hasta sus últimas
consecuencias, mientras que Kant se quedó a medias en algunos
puntos.
La
filosofía de Fichte surge de la mezcla del modelo de Espinosa con la
filosofía kantiana coherentemente desarrollada. Fichte desarrolla un
modelo similar al de Espinosa; pero, en vez de la substancia, coloca
el “yo”, concepto a partir del cual se pueden deducir todos los
demás. Si es la cosa en sí, Kant no habría dicho nada nuevo, pues
la cosa en sí no es más que la substancia de Espinosa. Pero Kant
introduce el giro copernicano y aquí el papel de la conciencia, del
“yo”, es más importante que en Espinosa. Para Kant, hay un
sujeto trascendental activo en el conocimiento.
Según
Fichte, aquí hay dos ideas incompatibles. Si admitimos el giro
copernicano, hay que partir del sujeto; la cosa en sí es
incognoscible, la substancia o cosa en sí es un concepto límite
negativo, el “no-yo”. La única forma de resolver esta
contradicción, para Fichte, es realizar un corte, hay que elegir uno
de los dos elementos. Si escogemos la cosa en sí, volvemos a
Espinosa, de otro modo elegimos la conciencia. Desde la filosofía
kantiana hay que partir de elementos que no están mas allá de la
experiencia, y este elemento es la conciencia. Define la conciencia
como causa sui, como hace Espinosa con la substancia, pero no lo hace
en sentido metafísico, sino kantiano. Quiere decir que la conciencia
es causa de la representación. Se renuncia a explicar lo que es el
mundo desde la filosofía y explica cómo es posible nuestro
conocimiento del mundo, este es uno de los méritos de Kant.
Para
sintetizar toda la filosofía de Kant, parte de la conciencia del
“yo”, que para Fichte es el equivalente de la substancia de
Espinosa, con una diferencia: del “yo” podemos tener experiencia,
pero no podemos tener experiencia del universo. La experiencia del
origen del universo no es ni siquiera posible para el hombre, según
Kant. La experiencia y el conocimiento humano tienen unos límites
constitutivos e infranqueables. Este es el paso crítico de Kant, al
que corresponde una reformulación de la ontología. Para Fichte, la
filosofía no es una articulación de conceptos, sino una forma de
pensar, que en Kant es nueva. No se puede establecer otra vez una
sistematización del saber que derive en principios metafísicos como
el universo o la cosa en sí. De la conciencia, del “yo”, sí
podemos tener experiencia, y es causa de la representación.
Fichte
intenta reconstruir la obra de Kant partiendo de la conciencia como
principio crítico que puede ser objeto de experiencia y causa de una
representación.
El
“yo” pone al “yo”, la conciencia produce a la conciencia, con
lo que el primer principio de la filosofía de Fichte es la identidad
Yo=Yo. Así, imita nuevamente a Espinosa intentando realizar cierta
formalización lógica (en Espinosa será más matemática). Sin
embargo, frente al “yo” se presenta una cosa en sí más allá de
la experiencia del “yo”, que lo amenaza. Así, introduce la
substancia a posteriori, al revés que Espinosa, el cual parte de
ella. El “yo” es amenazado por la cosa en sí. Como decía Kant,
estamos seguros en la isla del conocimiento, en medio de un océano
cuyos límites no conocemos y que nos podrían destruir. A la cosa en
sí Fichte la llama “no-yo”, ya que no la podemos conocer, y lo
único que podemos decir es que no es “yo”. Por lo tanto, el
segundo principio sería Yo/No-yo. La noción de cosa es algo
positivo, y ya es decir demasiado, si somos estrictos con la
filosofía de Kant. De lo que no es “yo” sólo podemos decir que
es “no-yo”. Esto es algo similar al principio lógico de
contradicción. Por mucho que conozcamos la realidad, nunca llegamos
a conocerlo todo.
Hay
que introducir un tercer principio, para lo cual considera que hay
introducir un postulado de limitación. No podemos considerar la
contradicción del “yo” y el “no-yo” de manera general, pues
sería una contradicción entre dos infinitos. Por un lado, la
conciencia de la humanidad puede ser infinita en el límite (aunque
no la conciencia particular). Para Fichte, para que sea admisible
esto, la oposición entre el “yo” y el “no-yo” debe ser
limitada y darse dentro del “yo”. Así, llegamos al tercer
principio: Yo(yo/no-yo).
Kant
distinguía entre un “yo” trascendental (que acompaña todas mis
representaciones y contiene el espacio y el tiempo) y un “yo”
empírico (la percepción subjetiva). La perspectiva trascendental
kantiana es central y no nos la podemos saltar, como hace el
positivismo, que vuelve al empirismo. Kant introduce un “yo”
trascendental que contiene las formas a priori, no todo proviene de
la experiencia.
En
el tercer principio, Fichte formula el conocimiento real del mundo
que tenemos. Fichte al “yo” trascendental lo llama el “yo”
absoluto, ya que es el último “yo”. El conocimiento humano más
simple no es puramente sensitivo, que pensaba que estoy percibiendo,
esto es, hay una reflexión además de percepción. Así, va más
allá del empirismo.
El
tercer principio es clave. A partir de aquí, Fichte organiza toda la
filosofía de Kant. Si entendemos el principio así, Yo(yo/no-yo),
tenemos una serie real de representaciones necesarias; por ejemplo,
no podemos dejar de oír algo. Esto es lo que explica Kant en la
Crítica de la razón pura. Pero hay otro tipo de
representaciones que construye el sujeto: las representaciones
ideales (no reales, no necesarias), como cuando me hago una imagen de
Barcelona, por ejemplo. Así, el principio funciona en sentido
inverso Yo(yo/no-yo). Hay dos series: la serie real y la serie ideal
(que es tratada por Kant en la Crítica de la razón práctica.
Esto es lo que expone en Fundamentos de la teoría de la ciencia.
Fichte
tiene trece o catorce exposiciones de su teoría de la ciencia, y,
aunque las ideas fundamentales las tenía claras, en su desarrollo
introdujo ciertos cambios. Para Hegel, tanto Fichte como Schelling
tuvieron que ir construyendo su filosofía de cara a al público,
tenían que dar sus clases y no tenían tiempo para madurar sus tesis
y publicar una obra madura. Lo central en sus obras es la
fundamentación de la filosofía de Kant, que se llama idealista al
partir del “yo”, de la conciencia. Queda, así, el kantismo
interpretado de forma coherente. Sus tres principios no son una
deducción lógica, sino un desarrollo dialéctico. Utiliza el método
dialéctico en ordine geométrico. El primer principio sería una
tesis, el segundo una antítesis y el tercero una síntesis. Este
método adopta en Hegel una forma general.
Fichte
imita el modelo de Espinosa, pero considera que su filosofía es
precrítica y no sale del marco de la filosofía antigua, en tanto
que vuelve a una exposición propia del estoicismo. Espinosa parte de
una substancia de la cual se deducen los otras partes de la realidad,
y esta manera de filosofar es dogmática, no crítica. El punto de
vista de Fichte es crítico, al partir del “yo”, del sujeto, no
de la cosa. En Espinosa estaría el germen del ateísmo moderno, pero
que sea un materialista es muy discutible. Tradicionalmente se ha
visto a Espinosa como un panteísta o como un deísta (Goethe,
Voltaire, etc.). Pero, además, desde el punto de vista filosófico,
Espinosa es el primer liberal, aunque la fama se la haya llevado
Locke. Afirma que si no hay libertad de pensamiento no puede haber
filosofía. Sin embargo, por otro lado, su filosofía está ligada
aún a influencias cartesianas.
No
obstante, Fichte plantea que Espinosa es un dogmático, ya que no se
puede fundar la filosofía en una sustancia que no sabemos lo que es,
como ocurre con la substancia. La posición de Fichte recuerda al
modelo de Espinosa: el “yo” de Fichte es la substancia de
Espinosa como causa sui. Al “yo” infinito le contrapone un
“no-yo” infinito. Pero hay que volver a la realidad, y por eso
establece en sus tres principios un “yo” limitado dentro del
“yo”. Esto es también muy platónico, al establecer un regressus
y un progressus. No se puede empezar a ver a Espinosa por la Ética.
En el Tratado de la reforma del entendimiento, establece una
teoría del conocimiento que sirve de base al desarrollo de su
filosofía. Para Fichte, el principio último es la conciencia, no
podemos ir más allá de ella, y esto sirve (como algo
experimentable) de fundamento a su sistema. El “yo” es una
entidad positiva, podemos tener experiencia de ella, al contrario de
lo que ocurre con el “no-yo”, que aparece como segundo principio
y, en este sentido, es más similar a la substancia de Espinosa. El
lugar de la substancia lo ocupa el “yo”, y lo que es la
substancia pasa a ser el “no-yo”. Así, la filosofía fichteana
trata de reconstruir todas las representaciones de la conciencia,
tanto las necesarias como las voluntarias. Esta distinción está en
relación con la distinción entre ideas adecuadas e inadecuadas de
Espinosa, o ideas de sensación e ideas de reflexión en Locke. Así,
Fichte establece su distinción entre la serie real y la serie ideal
de representaciones, que se corresponden con la Crítica de la
razón pura y Crítica de la razón práctica de Kant.
Fichte dice que puede explicar esos dos ámbitos, esos dos mundos
(fenómeno y noúmeno) de forma unitaria. Critica a Kant por
yuxtaponer las críticas. Kant escribe tres críticas porque dice que
hay tres facultades. Esta distinción viene de la psicología
anterior.
Fichte
busca una unidad filosófica no de tipo psicológico y, a
continuación, trata de explicar:
- la serie real de representaciones: cómo se produce la sensación, la percepción, la imaginación, los conceptos, etc., para lo cual se apoya en la Crítica de la razón pura de Kant. Yo(no-yoyo).
- la serie ideal de representaciones: lo que tiene que ver con la ética, moral, política, derecho, etc. Yo(yono-yo).
Fichte
ve que lo que ya no vale de Espinosa es poner como fundamento a la
substancia, aunque tiene otras cosas meritorias y aprovechables:
realiza el giro copernicano el ontología (que Kant hacía en la
epistemología). Espinosa tarda un siglo en ser entendido a fondo.
Como dijo Bergson, todo filósofo tiene dos filosofías, la suya y la
de Espinosa. Esto se puede aplicar a Fichte. Hegel expone lo mismo
que Fichte, pero en términos históricos. Fichte es el verdadero
constructor del idealismo, desarrollado posteriormente por Schelling
y Hegel.
Para
Fichte, deberíamos cambiar el nombre de filosofía, pues ésta ya no
es un amor al saber, sino un saber del saber, un saber de segundo
grado, lo que Fichte llamó wissenschafts-lehre (doctrina de la
ciencia o del saber). Luego Hegel dirá que la filosofía ha dejado
de ser un amor por el saber, por ser un saber positivo, una ciencia.
Estos filósofos tenían un concepto de ciencia aristotélico,
distinto al de las ciencias positivas actuales, y esto debe ser
tenido en cuenta a la hora de traducir estos términos alemanes. En
Fichte hay una actitud que recuerda a Platón, al distinguir entre
escritos exotéricos y esotéricos, unos son para divulgar a todo el
público, por decirlo de algún modo, y otros son para la enseñanza
en el círculo interno de la Academia. Además, pensaba que el método
adecuado para la filosofía no es el escribir, sino el diálogo,
dentro de la tradición socrática, como también ocurre con Fichte.
Escritos sencillos, exotéricos, son, por ejemplo, los que se
refieren a la filosofía moral, Los discursos a la nación
alemana. Pero Fichte también tiene obras muy complejas,
esotéricas, como la Teoría de la ciencia. Vemos, pues, cómo
la obra de Fichte, a pesar de partir de la filosofía de Kant,
introduce elementos nuevos. Respecto a esto, Kant publica un escrito
diciendo que la teoría de la ciencia de Fichte no es un seguimiento
de su filosofía, precisamente en el momento en que Fichte es atacado
por todo el mundo.
Para
Fichte, la filosofía desde un punto de vista kantiano parte de la
acción, del sujeto, no del ser o del objeto al modo de la metafísica
griega. Introduce otra forma de fundamentar la filosofía, más
relacionada con una fundamentación antropológica que ontológica,
que es idealista (parte de la conciencia), pero que es totalmente
nueva. Habría que pensar si una fundamentación no idealista debe
regresar a esquemas anteriores a Fichte, como el de Espinosa (de raíz
griega), o si se puede elaborar una fundamentación nueva al modo de
Fichte pero criticando el idealismo. De un modo similar, Fichte toma
el sistema de Espinosa, pero rechaza muchas de sus ideas por ser,
como decía Fichte, un dogmático.
El
método de Fichte es nuevo, es el método dialéctico, frente al
método geométrico (hipotético-deductivo) de Espinosa. El creador
del método dialéctico es Fichte, no Kant, que utilizaba el método
analítico (entendía la dialéctica en sentido peyorativo al modo
tradicional, como un razonamiento sofístico). El método de Fichte
fue muy influyente posteriormente, sobre todo en el marxismo. Este
método dialéctico acabó siendo acusado de ser demasiado abstracto
y formal. Se aplicaba tanto al análisis de los procesos históricos
como a los procesos físicos. Frente a esto, aparecieron otros tipos
de visiones positivas que analizaban en concreto los procesos, como
por ejemplo la fenomenología. Pero la influencia del método
dialéctico ha sido enorme.
Fichte
dijo que la filosofía no es sólo un sistema de pensamiento, sino
también una forma de pensar. Así, recoge la distinción kantiana
entre saber filosofía y saber filosofar. Fichte se inclina por esta
segunda acepción, la filosofía como una acción, como seguimiento
de un método, más que como la construcción de un sistema al modo
escolástico. En este sentido, la importancia de Fichte es central,
al introducir un nuevo método filosófico, el método dialéctico.
Siguiendo
los principios de la teoría de la ciencia, Fichte aplica estos
principios a la teoría política, la filosofía moral, el derecho,
etc. No lo aplicó a la naturaleza, como sí hará Schelling, más al
tanto de los avances de la ciencia del siglo XIX. Hay una especie de
reparto de papeles. Fichte se ocupó también de la estética, tuvo
una correspondencia con Schiller en la que da ideas para reconstruir
una filosofía del arte, aunque esto es bastante poco. Se centra más
en problemas de tipo político y moral, de los que tenía mayor
conocimiento.
En
su ética ridiculiza las posiciones kantianas. Kant recoge la
tradición estoica al colocar en el lugar central a la virtud, no la
felicidad. La virtud es un fin en sí misma, es un principio forma.
De este modo, Kant hace una fundamentación formal de la ética
(A=A), pero luego hace una pequeña reformulación y dice que el sumo
bien no es sólo la virtud, e introduce un premio que no era
material, la felicidad. Esto es lo que promete el cristianismo. A
Fichte esto le parece una recaída, y dice que la felicidad es la
satisfacción del deber bien hecho. Puede haber un tipo de premio no
puramente formal, pero tampoco material, el sentimiento de
satisfacción.
Esto
está en relación con su filosofía de la religión. En Ensayo de
una crítica de toda revelación, una de las primeras obras que
le hicieron famoso. Mantiene la idea de religión como algo puramente
moral, como hacía Kant, pero lo radicaliza al no introducir el
postulado de la existencia de Dios. En 1799 tuvo una polémica
conocida como la “polémica del ateísmo”. Fichte, en Jena, fue
acusado de ateo. Este fue uno de los detonantes del complot que le
lleva a abandonar la universidad, junto con otros elementos de raíz
política (defender la Revolución francesa). Fichte pensaba que, si
somos consecuentes con la filosofía de Kant, la religión es un
principio moral, unos principios que garantizan el progreso del
género humano.
Tras
su marcha de la Universidad en 1799 (fallece en 1814), Fichte tuvo
una evolución en la que retoma las ideas cristianas, intentando
retomar la idea de Dios. En Prusia es imposible mantener una posición
atea. Cuando apareció Feuerbach, le expulsaron de la Universidad y
tuvo que exiliarse. Fichte se vio obligado a decir que su filosofía
no era atea, en la segunda filosofía, haciendo una serie de
malabarismos que hacen su obra más confusa. Esto afecta a sus
sucesores, a Schelling y a Hegel. Había cierta independencia de la
filosofía respecto de la teología, ya desde Kant, pero las
posiciones políticas de la época impidieron desarrollar una
filosofía absolutamente exenta en este sentido.
A
Fichte, al irse de la Universidad, se le cierran las puertas de la
enseñanza en Prusia, e incluso tuvo que vender su casa para
sobrevivir. Quedó absolutamente marginado. Las presiones, como
vemos, eran fortísimas. De todo esto aprendieron Schelling y Hegel,
al utilizar un lenguaje ambiguo y no establecer un conflicto con la
religión ni con el poder. Tras la expulsión de Fichte, la
universidad juega un papel importante en filosofía política, como
ideología de las fuerzas reformistas, como también le ocurrió a
Espinosa.
Fichte
pedía la libertad de expresión, etc., pero introduce una novedad,
yendo más allá de Kant. Tiene en cuenta una limitación del
liberalismo económico. Para Fichte, el liberalismo por sí mismo no
acaba con la miseria ni con las crisis, y por ello propone la
intervención del Estado. Propone introducir un principio de cierre
de la mercancía: el Estado no debe permitir el libre cambio, sino
intervenir con el fin de evitar las crisis. Esto iba en relación con
su teoría del derecho, en la que el Estado debe definirse como un
Estado de trabajadores. Los ciudadanos no sólo se definen por la
propiedad (como dice Locke), sino también por el trabajo. Es el
primero que introduce una teoría socialista, en cierto sentido, que
influyó a Feuerbach entre otros. Se separa del liberalismo y de
derechos puramente formales. Kant defendía la pena de muerte, y
Fichte no, como afirma en los Fundamentos del derecho natural.
En el contrato social, cuando los ciudadanos deciden someterse al
Estado, se le ponen una serie de limitaciones. Un ciudadano, cuando
se integra en un Estado, no pone su vida en manos del Estado (hay
otros métodos coercitivos), como tampoco se puede prohibir la libre
expresión, por ejemplo. Así, Fichte se distancia claramente de
Kant, que, a su vez, se distanciaba de la teoría de Wolff, el cual
incluso defendía la tortura.
Lo
más interesante, desde el punto de vista político, en Fichte tiene
que ver con la guerra napoleónica y el papel que asigna Alemania
frente a Francia. En principio, defendía la Revolución francesa,
pero tras la invasión napoleónica dice que Napoleón no representa
la Revolución francesa. La imposición violenta es el fracaso de la
revolución. Esto se refleja en los Discursos a la nación
alemana, donde plantea un programa reformista que históricamente
se cumple. Algunos creen que Fichte se contradice. Lo que Fichte dice
es que se opone a Napoleón como el fracaso del programa de la
Revolución francesa, de las libertades. Fichte era un liberal.
Francia no puede cumplir el papel histórico, y éste debe ser
adoptado por Alemania. Esto era muy raro en aquel momento, pues
Alemania no era más que un decadente conjunto de principados. Pero,
para él, Alemania empezaba a mostrar rasgos de supremacía cultural,
y debe adoptar la misión de extender los logros de la Revolución
francesa a toda Europa. Alemania debe unificarse, conformar un único
estado. Napoleón es un monstruo que debería ser destruido. La idea
de Hegel es muy distinta, y lo consideraba como el individuo
universal (retomando la idea de Fichte del hombre sin rostro), y, en
este sentido, es más cercano al racionalismo alemán.
Fichte
justifica por qué Alemania es el corazón de Europa, al ser la
mezcla de los restos del Imperio cristiano romano con los pueblos
germánicos (bárbaros). A través de la Iglesia se creía que la
cultura y la civilización eran los mismos que los del Imperio
romano. Fichte adoptó esta posición y dijo que era una nueva
cultura, una nueva civilización. El alemán, frente al francés, es
una lengua originaria (ellos son los verdaderos griegos) y es una
lengua más capacitada para la filosofía. La lengua no es neutral
para la filosofía, pero Fichte infravalora las lenguas románicas.
Dice que si Alemania fracasa, el testigo de la libertad sólo podría
ser tomado por los Estados Unidos. Así, tampoco se puede decir que
Fichte sea un germánico cerrado, una especie de Hitler del siglo
XIX. Fichte mantenía un programa político reformista.
Así,
se estableció una alianza en Alemania entre la filosofía y la
política, que tradicionalmente han estado desligadas (como ya
denunció Platón) y que es un proceso que culmina en Hegel, el cual
llegará a ser una especie de ideólogo oficial del Imperio.
Por
tanto, vemos la influencia de Fichte en la modernización alemana del
siglo XIX. Fue el fundador de la Universidad de Berlín, siguiendo
las ideas Kantianas sobre el conflicto de facultades. Esto se vino
abajo con el auge del positivismo y la supremacía de las disciplinas
científicas. Grupos románticos, que se movían contra la invasión
napoleónica, están más relacionados con el nacionalismo alemán, y
con el nazismo, que Fichte. Formaban parte de este grupo autores como
los hermanos de Schlegel. Estos románticos pretendían una vuelta
atrás en la sociedad. Las ideas de Fichte son reformistas, lejos de
ideas absolutistas y totalitaristas. En Alemania, al no haber una
Iglesia unificada, como en España, el gobierno se vio obligado a
permitir cierta tolerancia, y de ello se aprovechó la filosofía,
que consiguió entrar en la universidad. En la modernización alemana
hay una reforma previa a la revolución, y aparecen los grandes
filósofos. La modernización alemana se hace mediante el despotismo
ilustrado (Federico II de Prusia), pero no está la Iglesia detrás,
sino Kant, Hegel, etc. En este sentido, cada vez se da más
importancia al papel de Fichte.
Para
Platón, la filosofía cuando se escribe pierde mucho, al ser una
comunicación unidireccional. Según algunos interpretan su filosofía
sistemática, basada en la idea de uno, se habría perdido, pues era
lo que decía en la Academia, que no se publicó (agrafa dogmata). A
parte, publicó sus diálogos dirigidos a un público más amplio, al
ser menos técnicos (esotérico/exotérico). Al uno quedaban
subordinadas otras dos ideas, lo limitado y lo ilimitado, a partir de
las cuales se podían explicar todas las demás ideas. Esta tríada,
para el neoplatonismo, como por ejemplo el de Plotino, habla de lo
Uno, la inteligencia (nous) y el alma del mundo. La religión
monoteísta tiene dos fuentes, la religión judía y la filosofía
griega.
El
neoplatonismo resucitó a los racionalistas (Leibniz, Descartes,
etc.), frente al aristotelismo medieval y al tomismo. También se
pone de relevancia la relación que liga a Espinosa con ciertas
tradiciones neoplatónicas. En Descartes, la inteligencia será la
res cogitans, y el alma del mundo la res extensa.
Fichte
recuerda mucho a la forma platónica de hacer filosofía, a través
de la obra de Espinosa. La Teoría de la ciencia de Fichte es
una obra esotérica, es una obra muy difícil de entender, al exponer
las ideas centrales de su sistema. Fichte, en vez de hablar de lo
Uno, Dios, o de la substancia, introduce la idea de “yo”, del que
salen otros dos principios: un “yo” y un “no-yo”. Esta es la
novedad que introduce siguiendo la filosofía crítica kantiana.
Desde
nuestro punto de vista, se puede apoyar la teoría de la escuela de
Tubinga, que mantiene la extensión de los agrafa dogmata,
tesis esotéricas que no conservamos. De lo contrario, su filosofía
no tendría demasiado sentido.
Fichte
se remite en todas sus obras a la Teoría de la ciencia, donde
fundamenta toda su filosofía. Del mismo modo, Platón se remitirá
al fundamento esotérico de su sistema, aunque desde el punto de
vista filosófico esto no sea aceptable.
Fichte
reprocha a Kant hacer muchos análisis particulares, pero en general
sigue ligado al racionalismo wolffiano. Fichte elabora una concepción
sistemática, que es lo que debe ser siempre la filosofía. Es el
primero que introduce una fundamentación que se sale del
cristianismo. Realmente, la influencia de Platón ha venido a partir
del cristianismo, ya desde Agustín de Hipona. Ya Nietzsche dijo que
el platonismo es cristianismo. La religión es metafísica para el
pueblo, como dijo Hegel. Para G. Bueno, esto no es válido para las
religiones primitivas, sino que sólo es válido para las religiones
modernas: judaísmo, cristianismo, islamismo, etc. Lo que hacen es
convertir elementos abstractos en formas simbólicas. Fichte rompe
con todas estas tradiciones al colocar como base de su sistema al
“yo”, constituyendo un sistema trascendental pero no
trascendente. Como dijo Kant, la conciencia es trascendental porque
acompaña a todas mis representaciones. Esta idea será tomada por
Fichte. La idea de Dios del cristianismo es trascendente. Fichte
coloca como base de su filosofía al “yo”, que es inmanente al
mundo. Esta filosofía produjo una enorme impresión en su época.
Goethe dijo que la filosofía de Fichte y la Revolución francesa
eran los acontecimientos más importantes de su época. Fichte ligó
su filosofía con la Revolución, y decía que los partidarios de la
Revolución escogerían su filosofía, al ser crítica, no dogmática.
Hay que escoger una filosofía. La filosofía no es como un traje que
uno se pone, la elección de una filosofía no se decide desde un
punto de vista teórico, sino práctico. La filosofía que uno tiene
depende del tipo de persona que uno es.
Fue
un filósofo muy profundo, aunque fue entendido en lo esencial por
Schelling y Hegel, que leyeron la primera formulación de la doctrina
de la ciencia de 1794. luego Fichte escribió más, pero no lo
llegaron a leer. Tanto Schelling como Hegel no conocieron la
evolución posterior del pensamiento de Fichte. Lo mismo ocurre con
Aristóteles, que parece que no conoció los últimos diálogos del
viejo Platón, como por ejemplo El sofista. Los desarrollos de
Fichte, a partir de su expulsión de Jena, no fueron conocidos, no
influyeron en la historia de la filosofía, en sus seguidores. Así,
fue sustituido por Schelling.
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