viernes, 27 de diciembre de 2013

Fichte

La influencia del marxismo en el siglo XX fue muy grande, y por eso se le ha dado mucha importancia a la filosofía de Hegel. Quizás ahora ha llegado el momento de hacer una nueva lectura de la filosofía idealista de autores como Fichte, Schelling, etc. Marx es un hegeliano de izquierdas, y por eso el estudio de Hegel ha sido obligado en los años 60 y 70 del siglo XX. Las teorías fascistas eran opuestas a las marxistas, pero también tenían en la base una interpretación de la filosofía de Hegel. 
En el marxismo hubo tradiciones que cortaron con el hegelianismo, como por ejemplo el estructuralismo de Althusser. En el siglo XX se ve a Hegel como el filósofo que ha culminado la línea de Kant, y los filósofos que quedan entre ambos serían meros intermediarios. Pero Fichte y Schelling no son meros precursores de Hegel, sino que forman parte de este ciclo cada uno en sus propias posiciones. Su obra ha sido estudiada en profundidad y se han revalorizado, pues no dicen lo mismo que Hegel.

El propio Schelling dice que le parece excesiva la fama de Hegel, a quien ve como un nuevo Wolff, un escolástico más sistemático que creativo. Schelling desarrolla una filosofía propia, el sistema de la identidad, distinta a las anteriores, y lo mismo ocurre en el caso de Fichte, que es un filósofo creador. Fichte, al principio, se presentaba como un filósofo que decía lo mismo que Kant, se presentó como un kantiano, aunque luego hizo cosas muy diferentes y novedosas. Incluso Kant escribió un artículo rechazando la filosofía de Fichte y en el que mantenía que esa no era su filosofía. En cambio, este juicio es destruido por el análisis de los historiadores, que ven a Fichte como uno de los más brillantes sucesores de Kant. A Fichte le pasó lo mismo con Schelling.

Fichte no fue expulsado de la Universidad, como se suele decir, sino que tas muchas presiones y acusaciones de ateísmo le obligaron a dimitir. Goethe hizo a Fichte profesor en Jena, y éste trajo a Schelling, y luego vino Hegel. Aquí se cierra el círculo idealista. Fichte desarrolló ideas propias a partir de la filosofía kantiana, e intentaremos ver ahora cuáles son las novedades de la filosofía de Fichte, al cual le ocurrió algo similar a lo que le ocurrió a Espinosa con Descartes. Fichte, de pequeño, era campesino, cuidaba gansos, y pudo estudiar gracias a la protección de un señor feudal. Luego, para subsistir trabajó de preceptor hasta que se constituyeron las universidades modernas, como también hicieran Schelling y Hegel.
Un alumno le pidió a Fichte que le explicara la obra de moda, la Crítica de la razón pura, y quedó fascinado pro la obra de Kant, fue como una revelación para él. Se trasladó desde Polonia a Könisberg para ver a Kant, y éste le publicó a Fichte un escrito sobre la religión, de manera anónima. Fichte anticipó ideas kantianas sobre la religión, como se ve en su obra La religión dentro de los límites de la pura razón. Los críticos vieron ese artículo como una obra de Kant, y más tarde esa obra de Kant fue censurada por el rey de Prusia, a la muerte del cual fue publicada la obra, evitando así el enfrentamiento directo, cosa que no hizo Fichte. Era insobornable, y llegó a enfrentarse con Napoleón, pues consideraba que no tenían ningún principio moral, y es muestra del fracaso de Francia para extender los logros de la Revolución francesa. Pero Alemania sustituirá a Francia como potencia mundial.

Kant reconoció que el citado artículo no era suyo, sino de Fichte, lo cual le dio una gran fama e hizo que Goethe se fijara en él. Fichte, en principio, era un liberal, no es un precursor del fascismo. Estaba muy influido por Espinosa, cuya obra no había sido leída por Kant. A la muerte de Lessing se descubre que éste le había confesado a Jacobi que había sido espinosista, y que consideraba a Espinosa el mayor filósofo. En aquella época, Espinosa tenía gran fama de ateo y panteísta. Esto provocó que la juventud de la época se interesase por el estudio de Espinosa. Durante el siglo XVIII, Espinosa había estado muerto y se había desarrollado todo un género, el de las refutaciones de Espinosa. La obra de Fichte está muy influenciada por este autor, aunque no acepta todas las partes de su filosofía. Espinosa, como Fichte, era un liberal que defendía la libertad de pensamiento. El Estado debe dejar manifestar todas las opiniones racionales. Espinosa parte de Descartes, como Fichte parte de Kant, y actualmente se están estudiando las fuentes españolas del pensamiento de Espinosa, respecto al pensamiento judío y a los marranos. Muchos de éstos emigraron a Holanda, donde nace Espinosa, con el cual nace la tradición de las ideas democráticas (no es en Locke). Espinosa se opuso al fanatismo religioso y político, y este corte absoluto con la religión no se da todavía en Descartes, llamándose él mismo el filósofo enmascarado. Espinosa no es un personaje marginal, como dice Deleuze, pero sí sufrió grandes marginaciones, críticas, expulsiones, etc., debido a sus fuertes posturas. La filosofía espinosista está gestada en la tradición de tolerancia religiosa de la España de las tres culturas. Espinosa rompe con la actitud marrana, se quita la máscara.

Fichte es quien rescata a Espinosa críticamente, considera que Espinosa llevó a la expresión más profunda las ideas cartesianas, dio una buena fundamentación a la filosofía de Descartes, que parece claramente contradictoria en cuestiones como la de la substancia. Muchos se asustaron al ver que esta línea conducía al ateísmo(si interpretamos consecuentemente a Descartes), y por eso surgió la tradición de Malebranche, que acercó a Descartes al catolicismo. Espinosa quedó relegado como un maldito. Leibniz está muy influenciado por Espinosa, constituyendo un eslabón central.

Fichte es una figura similar a Espinosa en el idealismo alemán, y siendo su Descartes el propio Kant. Fichte reconoce que Kant es un filósofo que dice cosas nuevas y geniales, pero su filosofía no está bien fundamentada. Kant ofrece respuestas nuevas, pero las premisas de las que parte no están claras. Parece contradecirse. Kant dice que la causalidad sólo rige en el mundo fenoménico, y por eso critica el argumento cosmológico de la existencia de Dios. Pero, por otro lado, al explicar la teoría del conocimiento, considera que hay una materia del conocimiento, las sensaciones, que son manifestaciones de una cosa en sí que está detrás. El noúmeno será la causa del fenómeno. Así, parece aplicar la cantidad a las cosas en sí, cayendo en una contradicción.

La filosofía es un saber racional, y debe estar bien fundamentado, como dijo Espinosa. Fichte le reprocha a Kant no haber hecho esto. La unidad de las tres críticas kantianas es un falso formalismo, como también vio Schopenhauer. El sistematismo de Kant está trucado. Fichte, a diferencia de Kant, es un genio de la fundamentación, aunque no era tan sabio como él. Presenta una filosofía de una verdadera manera sistemática y, por ello, toma como referencia a Espinosa, el cual utilizaba el método geométrico. Fichte utiliza el método dialéctico, considera que el método filosófico ha de ser dialéctico. Aparecen indicios de este método en Kant, pero su verdadero padre es Fichte.

La crítica que hace Fichte a Kant le conduce al idealismo trascendental. Kant había llegado a resultados verdaderos, pero sus premisas no eran adecuadas. El mundo fenoménico y el nouménico están separados por un abismo surgido en un dualismo. Todo esto conduce a contradicciones que Fichte intenta solucionar. Se abre una línea de heterodoxos kantianos, se planteó el problema de buscar una unidad en la filosofía de Kant, cosa que luego Fichte solucionó. El de Fichte fue el intento de desarrollar una filosofía kantiana coherente, lleva la filosofía de Kant hasta sus últimas consecuencias, mientras que Kant se quedó a medias en algunos puntos.

La filosofía de Fichte surge de la mezcla del modelo de Espinosa con la filosofía kantiana coherentemente desarrollada. Fichte desarrolla un modelo similar al de Espinosa; pero, en vez de la substancia, coloca el “yo”, concepto a partir del cual se pueden deducir todos los demás. Si es la cosa en sí, Kant no habría dicho nada nuevo, pues la cosa en sí no es más que la substancia de Espinosa. Pero Kant introduce el giro copernicano y aquí el papel de la conciencia, del “yo”, es más importante que en Espinosa. Para Kant, hay un sujeto trascendental activo en el conocimiento.
Según Fichte, aquí hay dos ideas incompatibles. Si admitimos el giro copernicano, hay que partir del sujeto; la cosa en sí es incognoscible, la substancia o cosa en sí es un concepto límite negativo, el “no-yo”. La única forma de resolver esta contradicción, para Fichte, es realizar un corte, hay que elegir uno de los dos elementos. Si escogemos la cosa en sí, volvemos a Espinosa, de otro modo elegimos la conciencia. Desde la filosofía kantiana hay que partir de elementos que no están mas allá de la experiencia, y este elemento es la conciencia. Define la conciencia como causa sui, como hace Espinosa con la substancia, pero no lo hace en sentido metafísico, sino kantiano. Quiere decir que la conciencia es causa de la representación. Se renuncia a explicar lo que es el mundo desde la filosofía y explica cómo es posible nuestro conocimiento del mundo, este es uno de los méritos de Kant.

Para sintetizar toda la filosofía de Kant, parte de la conciencia del “yo”, que para Fichte es el equivalente de la substancia de Espinosa, con una diferencia: del “yo” podemos tener experiencia, pero no podemos tener experiencia del universo. La experiencia del origen del universo no es ni siquiera posible para el hombre, según Kant. La experiencia y el conocimiento humano tienen unos límites constitutivos e infranqueables. Este es el paso crítico de Kant, al que corresponde una reformulación de la ontología. Para Fichte, la filosofía no es una articulación de conceptos, sino una forma de pensar, que en Kant es nueva. No se puede establecer otra vez una sistematización del saber que derive en principios metafísicos como el universo o la cosa en sí. De la conciencia, del “yo”, sí podemos tener experiencia, y es causa de la representación.
Fichte intenta reconstruir la obra de Kant partiendo de la conciencia como principio crítico que puede ser objeto de experiencia y causa de una representación.

El “yo” pone al “yo”, la conciencia produce a la conciencia, con lo que el primer principio de la filosofía de Fichte es la identidad Yo=Yo. Así, imita nuevamente a Espinosa intentando realizar cierta formalización lógica (en Espinosa será más matemática). Sin embargo, frente al “yo” se presenta una cosa en sí más allá de la experiencia del “yo”, que lo amenaza. Así, introduce la substancia a posteriori, al revés que Espinosa, el cual parte de ella. El “yo” es amenazado por la cosa en sí. Como decía Kant, estamos seguros en la isla del conocimiento, en medio de un océano cuyos límites no conocemos y que nos podrían destruir. A la cosa en sí Fichte la llama “no-yo”, ya que no la podemos conocer, y lo único que podemos decir es que no es “yo”. Por lo tanto, el segundo principio sería Yo/No-yo. La noción de cosa es algo positivo, y ya es decir demasiado, si somos estrictos con la filosofía de Kant. De lo que no es “yo” sólo podemos decir que es “no-yo”. Esto es algo similar al principio lógico de contradicción. Por mucho que conozcamos la realidad, nunca llegamos a conocerlo todo.
Hay que introducir un tercer principio, para lo cual considera que hay introducir un postulado de limitación. No podemos considerar la contradicción del “yo” y el “no-yo” de manera general, pues sería una contradicción entre dos infinitos. Por un lado, la conciencia de la humanidad puede ser infinita en el límite (aunque no la conciencia particular). Para Fichte, para que sea admisible esto, la oposición entre el “yo” y el “no-yo” debe ser limitada y darse dentro del “yo”. Así, llegamos al tercer principio: Yo(yo/no-yo).

Kant distinguía entre un “yo” trascendental (que acompaña todas mis representaciones y contiene el espacio y el tiempo) y un “yo” empírico (la percepción subjetiva). La perspectiva trascendental kantiana es central y no nos la podemos saltar, como hace el positivismo, que vuelve al empirismo. Kant introduce un “yo” trascendental que contiene las formas a priori, no todo proviene de la experiencia.
En el tercer principio, Fichte formula el conocimiento real del mundo que tenemos. Fichte al “yo” trascendental lo llama el “yo” absoluto, ya que es el último “yo”. El conocimiento humano más simple no es puramente sensitivo, que pensaba que estoy percibiendo, esto es, hay una reflexión además de percepción. Así, va más allá del empirismo.
El tercer principio es clave. A partir de aquí, Fichte organiza toda la filosofía de Kant. Si entendemos el principio así, Yo(yo/no-yo), tenemos una serie real de representaciones necesarias; por ejemplo, no podemos dejar de oír algo. Esto es lo que explica Kant en la Crítica de la razón pura. Pero hay otro tipo de representaciones que construye el sujeto: las representaciones ideales (no reales, no necesarias), como cuando me hago una imagen de Barcelona, por ejemplo. Así, el principio funciona en sentido inverso Yo(yo/no-yo). Hay dos series: la serie real y la serie ideal (que es tratada por Kant en la Crítica de la razón práctica. Esto es lo que expone en Fundamentos de la teoría de la ciencia.

Fichte tiene trece o catorce exposiciones de su teoría de la ciencia, y, aunque las ideas fundamentales las tenía claras, en su desarrollo introdujo ciertos cambios. Para Hegel, tanto Fichte como Schelling tuvieron que ir construyendo su filosofía de cara a al público, tenían que dar sus clases y no tenían tiempo para madurar sus tesis y publicar una obra madura. Lo central en sus obras es la fundamentación de la filosofía de Kant, que se llama idealista al partir del “yo”, de la conciencia. Queda, así, el kantismo interpretado de forma coherente. Sus tres principios no son una deducción lógica, sino un desarrollo dialéctico. Utiliza el método dialéctico en ordine geométrico. El primer principio sería una tesis, el segundo una antítesis y el tercero una síntesis. Este método adopta en Hegel una forma general.

Fichte imita el modelo de Espinosa, pero considera que su filosofía es precrítica y no sale del marco de la filosofía antigua, en tanto que vuelve a una exposición propia del estoicismo. Espinosa parte de una substancia de la cual se deducen los otras partes de la realidad, y esta manera de filosofar es dogmática, no crítica. El punto de vista de Fichte es crítico, al partir del “yo”, del sujeto, no de la cosa. En Espinosa estaría el germen del ateísmo moderno, pero que sea un materialista es muy discutible. Tradicionalmente se ha visto a Espinosa como un panteísta o como un deísta (Goethe, Voltaire, etc.). Pero, además, desde el punto de vista filosófico, Espinosa es el primer liberal, aunque la fama se la haya llevado Locke. Afirma que si no hay libertad de pensamiento no puede haber filosofía. Sin embargo, por otro lado, su filosofía está ligada aún a influencias cartesianas.
No obstante, Fichte plantea que Espinosa es un dogmático, ya que no se puede fundar la filosofía en una sustancia que no sabemos lo que es, como ocurre con la substancia. La posición de Fichte recuerda al modelo de Espinosa: el “yo” de Fichte es la substancia de Espinosa como causa sui. Al “yo” infinito le contrapone un “no-yo” infinito. Pero hay que volver a la realidad, y por eso establece en sus tres principios un “yo” limitado dentro del “yo”. Esto es también muy platónico, al establecer un regressus y un progressus. No se puede empezar a ver a Espinosa por la Ética. En el Tratado de la reforma del entendimiento, establece una teoría del conocimiento que sirve de base al desarrollo de su filosofía. Para Fichte, el principio último es la conciencia, no podemos ir más allá de ella, y esto sirve (como algo experimentable) de fundamento a su sistema. El “yo” es una entidad positiva, podemos tener experiencia de ella, al contrario de lo que ocurre con el “no-yo”, que aparece como segundo principio y, en este sentido, es más similar a la substancia de Espinosa. El lugar de la substancia lo ocupa el “yo”, y lo que es la substancia pasa a ser el “no-yo”. Así, la filosofía fichteana trata de reconstruir todas las representaciones de la conciencia, tanto las necesarias como las voluntarias. Esta distinción está en relación con la distinción entre ideas adecuadas e inadecuadas de Espinosa, o ideas de sensación e ideas de reflexión en Locke. Así, Fichte establece su distinción entre la serie real y la serie ideal de representaciones, que se corresponden con la Crítica de la razón pura y Crítica de la razón práctica de Kant. Fichte dice que puede explicar esos dos ámbitos, esos dos mundos (fenómeno y noúmeno) de forma unitaria. Critica a Kant por yuxtaponer las críticas. Kant escribe tres críticas porque dice que hay tres facultades. Esta distinción viene de la psicología anterior.

Fichte busca una unidad filosófica no de tipo psicológico y, a continuación, trata de explicar:
  1. la serie real de representaciones: cómo se produce la sensación, la percepción, la imaginación, los conceptos, etc., para lo cual se apoya en la Crítica de la razón pura de Kant. Yo(no-yoyo).
  2. la serie ideal de representaciones: lo que tiene que ver con la ética, moral, política, derecho, etc. Yo(yono-yo).

Fichte ve que lo que ya no vale de Espinosa es poner como fundamento a la substancia, aunque tiene otras cosas meritorias y aprovechables: realiza el giro copernicano el ontología (que Kant hacía en la epistemología). Espinosa tarda un siglo en ser entendido a fondo. Como dijo Bergson, todo filósofo tiene dos filosofías, la suya y la de Espinosa. Esto se puede aplicar a Fichte. Hegel expone lo mismo que Fichte, pero en términos históricos. Fichte es el verdadero constructor del idealismo, desarrollado posteriormente por Schelling y Hegel.

Para Fichte, deberíamos cambiar el nombre de filosofía, pues ésta ya no es un amor al saber, sino un saber del saber, un saber de segundo grado, lo que Fichte llamó wissenschafts-lehre (doctrina de la ciencia o del saber). Luego Hegel dirá que la filosofía ha dejado de ser un amor por el saber, por ser un saber positivo, una ciencia. Estos filósofos tenían un concepto de ciencia aristotélico, distinto al de las ciencias positivas actuales, y esto debe ser tenido en cuenta a la hora de traducir estos términos alemanes. En Fichte hay una actitud que recuerda a Platón, al distinguir entre escritos exotéricos y esotéricos, unos son para divulgar a todo el público, por decirlo de algún modo, y otros son para la enseñanza en el círculo interno de la Academia. Además, pensaba que el método adecuado para la filosofía no es el escribir, sino el diálogo, dentro de la tradición socrática, como también ocurre con Fichte. Escritos sencillos, exotéricos, son, por ejemplo, los que se refieren a la filosofía moral, Los discursos a la nación alemana. Pero Fichte también tiene obras muy complejas, esotéricas, como la Teoría de la ciencia. Vemos, pues, cómo la obra de Fichte, a pesar de partir de la filosofía de Kant, introduce elementos nuevos. Respecto a esto, Kant publica un escrito diciendo que la teoría de la ciencia de Fichte no es un seguimiento de su filosofía, precisamente en el momento en que Fichte es atacado por todo el mundo.
Para Fichte, la filosofía desde un punto de vista kantiano parte de la acción, del sujeto, no del ser o del objeto al modo de la metafísica griega. Introduce otra forma de fundamentar la filosofía, más relacionada con una fundamentación antropológica que ontológica, que es idealista (parte de la conciencia), pero que es totalmente nueva. Habría que pensar si una fundamentación no idealista debe regresar a esquemas anteriores a Fichte, como el de Espinosa (de raíz griega), o si se puede elaborar una fundamentación nueva al modo de Fichte pero criticando el idealismo. De un modo similar, Fichte toma el sistema de Espinosa, pero rechaza muchas de sus ideas por ser, como decía Fichte, un dogmático.

El método de Fichte es nuevo, es el método dialéctico, frente al método geométrico (hipotético-deductivo) de Espinosa. El creador del método dialéctico es Fichte, no Kant, que utilizaba el método analítico (entendía la dialéctica en sentido peyorativo al modo tradicional, como un razonamiento sofístico). El método de Fichte fue muy influyente posteriormente, sobre todo en el marxismo. Este método dialéctico acabó siendo acusado de ser demasiado abstracto y formal. Se aplicaba tanto al análisis de los procesos históricos como a los procesos físicos. Frente a esto, aparecieron otros tipos de visiones positivas que analizaban en concreto los procesos, como por ejemplo la fenomenología. Pero la influencia del método dialéctico ha sido enorme.
Fichte dijo que la filosofía no es sólo un sistema de pensamiento, sino también una forma de pensar. Así, recoge la distinción kantiana entre saber filosofía y saber filosofar. Fichte se inclina por esta segunda acepción, la filosofía como una acción, como seguimiento de un método, más que como la construcción de un sistema al modo escolástico. En este sentido, la importancia de Fichte es central, al introducir un nuevo método filosófico, el método dialéctico.

Siguiendo los principios de la teoría de la ciencia, Fichte aplica estos principios a la teoría política, la filosofía moral, el derecho, etc. No lo aplicó a la naturaleza, como sí hará Schelling, más al tanto de los avances de la ciencia del siglo XIX. Hay una especie de reparto de papeles. Fichte se ocupó también de la estética, tuvo una correspondencia con Schiller en la que da ideas para reconstruir una filosofía del arte, aunque esto es bastante poco. Se centra más en problemas de tipo político y moral, de los que tenía mayor conocimiento.

En su ética ridiculiza las posiciones kantianas. Kant recoge la tradición estoica al colocar en el lugar central a la virtud, no la felicidad. La virtud es un fin en sí misma, es un principio forma. De este modo, Kant hace una fundamentación formal de la ética (A=A), pero luego hace una pequeña reformulación y dice que el sumo bien no es sólo la virtud, e introduce un premio que no era material, la felicidad. Esto es lo que promete el cristianismo. A Fichte esto le parece una recaída, y dice que la felicidad es la satisfacción del deber bien hecho. Puede haber un tipo de premio no puramente formal, pero tampoco material, el sentimiento de satisfacción.
Esto está en relación con su filosofía de la religión. En Ensayo de una crítica de toda revelación, una de las primeras obras que le hicieron famoso. Mantiene la idea de religión como algo puramente moral, como hacía Kant, pero lo radicaliza al no introducir el postulado de la existencia de Dios. En 1799 tuvo una polémica conocida como la “polémica del ateísmo”. Fichte, en Jena, fue acusado de ateo. Este fue uno de los detonantes del complot que le lleva a abandonar la universidad, junto con otros elementos de raíz política (defender la Revolución francesa). Fichte pensaba que, si somos consecuentes con la filosofía de Kant, la religión es un principio moral, unos principios que garantizan el progreso del género humano.

Tras su marcha de la Universidad en 1799 (fallece en 1814), Fichte tuvo una evolución en la que retoma las ideas cristianas, intentando retomar la idea de Dios. En Prusia es imposible mantener una posición atea. Cuando apareció Feuerbach, le expulsaron de la Universidad y tuvo que exiliarse. Fichte se vio obligado a decir que su filosofía no era atea, en la segunda filosofía, haciendo una serie de malabarismos que hacen su obra más confusa. Esto afecta a sus sucesores, a Schelling y a Hegel. Había cierta independencia de la filosofía respecto de la teología, ya desde Kant, pero las posiciones políticas de la época impidieron desarrollar una filosofía absolutamente exenta en este sentido.
A Fichte, al irse de la Universidad, se le cierran las puertas de la enseñanza en Prusia, e incluso tuvo que vender su casa para sobrevivir. Quedó absolutamente marginado. Las presiones, como vemos, eran fortísimas. De todo esto aprendieron Schelling y Hegel, al utilizar un lenguaje ambiguo y no establecer un conflicto con la religión ni con el poder. Tras la expulsión de Fichte, la universidad juega un papel importante en filosofía política, como ideología de las fuerzas reformistas, como también le ocurrió a Espinosa.

Fichte pedía la libertad de expresión, etc., pero introduce una novedad, yendo más allá de Kant. Tiene en cuenta una limitación del liberalismo económico. Para Fichte, el liberalismo por sí mismo no acaba con la miseria ni con las crisis, y por ello propone la intervención del Estado. Propone introducir un principio de cierre de la mercancía: el Estado no debe permitir el libre cambio, sino intervenir con el fin de evitar las crisis. Esto iba en relación con su teoría del derecho, en la que el Estado debe definirse como un Estado de trabajadores. Los ciudadanos no sólo se definen por la propiedad (como dice Locke), sino también por el trabajo. Es el primero que introduce una teoría socialista, en cierto sentido, que influyó a Feuerbach entre otros. Se separa del liberalismo y de derechos puramente formales. Kant defendía la pena de muerte, y Fichte no, como afirma en los Fundamentos del derecho natural. En el contrato social, cuando los ciudadanos deciden someterse al Estado, se le ponen una serie de limitaciones. Un ciudadano, cuando se integra en un Estado, no pone su vida en manos del Estado (hay otros métodos coercitivos), como tampoco se puede prohibir la libre expresión, por ejemplo. Así, Fichte se distancia claramente de Kant, que, a su vez, se distanciaba de la teoría de Wolff, el cual incluso defendía la tortura.

Lo más interesante, desde el punto de vista político, en Fichte tiene que ver con la guerra napoleónica y el papel que asigna Alemania frente a Francia. En principio, defendía la Revolución francesa, pero tras la invasión napoleónica dice que Napoleón no representa la Revolución francesa. La imposición violenta es el fracaso de la revolución. Esto se refleja en los Discursos a la nación alemana, donde plantea un programa reformista que históricamente se cumple. Algunos creen que Fichte se contradice. Lo que Fichte dice es que se opone a Napoleón como el fracaso del programa de la Revolución francesa, de las libertades. Fichte era un liberal. Francia no puede cumplir el papel histórico, y éste debe ser adoptado por Alemania. Esto era muy raro en aquel momento, pues Alemania no era más que un decadente conjunto de principados. Pero, para él, Alemania empezaba a mostrar rasgos de supremacía cultural, y debe adoptar la misión de extender los logros de la Revolución francesa a toda Europa. Alemania debe unificarse, conformar un único estado. Napoleón es un monstruo que debería ser destruido. La idea de Hegel es muy distinta, y lo consideraba como el individuo universal (retomando la idea de Fichte del hombre sin rostro), y, en este sentido, es más cercano al racionalismo alemán.
Fichte justifica por qué Alemania es el corazón de Europa, al ser la mezcla de los restos del Imperio cristiano romano con los pueblos germánicos (bárbaros). A través de la Iglesia se creía que la cultura y la civilización eran los mismos que los del Imperio romano. Fichte adoptó esta posición y dijo que era una nueva cultura, una nueva civilización. El alemán, frente al francés, es una lengua originaria (ellos son los verdaderos griegos) y es una lengua más capacitada para la filosofía. La lengua no es neutral para la filosofía, pero Fichte infravalora las lenguas románicas. Dice que si Alemania fracasa, el testigo de la libertad sólo podría ser tomado por los Estados Unidos. Así, tampoco se puede decir que Fichte sea un germánico cerrado, una especie de Hitler del siglo XIX. Fichte mantenía un programa político reformista.
Así, se estableció una alianza en Alemania entre la filosofía y la política, que tradicionalmente han estado desligadas (como ya denunció Platón) y que es un proceso que culmina en Hegel, el cual llegará a ser una especie de ideólogo oficial del Imperio.

Por tanto, vemos la influencia de Fichte en la modernización alemana del siglo XIX. Fue el fundador de la Universidad de Berlín, siguiendo las ideas Kantianas sobre el conflicto de facultades. Esto se vino abajo con el auge del positivismo y la supremacía de las disciplinas científicas. Grupos románticos, que se movían contra la invasión napoleónica, están más relacionados con el nacionalismo alemán, y con el nazismo, que Fichte. Formaban parte de este grupo autores como los hermanos de Schlegel. Estos románticos pretendían una vuelta atrás en la sociedad. Las ideas de Fichte son reformistas, lejos de ideas absolutistas y totalitaristas. En Alemania, al no haber una Iglesia unificada, como en España, el gobierno se vio obligado a permitir cierta tolerancia, y de ello se aprovechó la filosofía, que consiguió entrar en la universidad. En la modernización alemana hay una reforma previa a la revolución, y aparecen los grandes filósofos. La modernización alemana se hace mediante el despotismo ilustrado (Federico II de Prusia), pero no está la Iglesia detrás, sino Kant, Hegel, etc. En este sentido, cada vez se da más importancia al papel de Fichte.

Para Platón, la filosofía cuando se escribe pierde mucho, al ser una comunicación unidireccional. Según algunos interpretan su filosofía sistemática, basada en la idea de uno, se habría perdido, pues era lo que decía en la Academia, que no se publicó (agrafa dogmata). A parte, publicó sus diálogos dirigidos a un público más amplio, al ser menos técnicos (esotérico/exotérico). Al uno quedaban subordinadas otras dos ideas, lo limitado y lo ilimitado, a partir de las cuales se podían explicar todas las demás ideas. Esta tríada, para el neoplatonismo, como por ejemplo el de Plotino, habla de lo Uno, la inteligencia (nous) y el alma del mundo. La religión monoteísta tiene dos fuentes, la religión judía y la filosofía griega.
El neoplatonismo resucitó a los racionalistas (Leibniz, Descartes, etc.), frente al aristotelismo medieval y al tomismo. También se pone de relevancia la relación que liga a Espinosa con ciertas tradiciones neoplatónicas. En Descartes, la inteligencia será la res cogitans, y el alma del mundo la res extensa.

Fichte recuerda mucho a la forma platónica de hacer filosofía, a través de la obra de Espinosa. La Teoría de la ciencia de Fichte es una obra esotérica, es una obra muy difícil de entender, al exponer las ideas centrales de su sistema. Fichte, en vez de hablar de lo Uno, Dios, o de la substancia, introduce la idea de “yo”, del que salen otros dos principios: un “yo” y un “no-yo”. Esta es la novedad que introduce siguiendo la filosofía crítica kantiana.
Desde nuestro punto de vista, se puede apoyar la teoría de la escuela de Tubinga, que mantiene la extensión de los agrafa dogmata, tesis esotéricas que no conservamos. De lo contrario, su filosofía no tendría demasiado sentido.
Fichte se remite en todas sus obras a la Teoría de la ciencia, donde fundamenta toda su filosofía. Del mismo modo, Platón se remitirá al fundamento esotérico de su sistema, aunque desde el punto de vista filosófico esto no sea aceptable.

Fichte reprocha a Kant hacer muchos análisis particulares, pero en general sigue ligado al racionalismo wolffiano. Fichte elabora una concepción sistemática, que es lo que debe ser siempre la filosofía. Es el primero que introduce una fundamentación que se sale del cristianismo. Realmente, la influencia de Platón ha venido a partir del cristianismo, ya desde Agustín de Hipona. Ya Nietzsche dijo que el platonismo es cristianismo. La religión es metafísica para el pueblo, como dijo Hegel. Para G. Bueno, esto no es válido para las religiones primitivas, sino que sólo es válido para las religiones modernas: judaísmo, cristianismo, islamismo, etc. Lo que hacen es convertir elementos abstractos en formas simbólicas. Fichte rompe con todas estas tradiciones al colocar como base de su sistema al “yo”, constituyendo un sistema trascendental pero no trascendente. Como dijo Kant, la conciencia es trascendental porque acompaña a todas mis representaciones. Esta idea será tomada por Fichte. La idea de Dios del cristianismo es trascendente. Fichte coloca como base de su filosofía al “yo”, que es inmanente al mundo. Esta filosofía produjo una enorme impresión en su época. Goethe dijo que la filosofía de Fichte y la Revolución francesa eran los acontecimientos más importantes de su época. Fichte ligó su filosofía con la Revolución, y decía que los partidarios de la Revolución escogerían su filosofía, al ser crítica, no dogmática. Hay que escoger una filosofía. La filosofía no es como un traje que uno se pone, la elección de una filosofía no se decide desde un punto de vista teórico, sino práctico. La filosofía que uno tiene depende del tipo de persona que uno es.
Fue un filósofo muy profundo, aunque fue entendido en lo esencial por Schelling y Hegel, que leyeron la primera formulación de la doctrina de la ciencia de 1794. luego Fichte escribió más, pero no lo llegaron a leer. Tanto Schelling como Hegel no conocieron la evolución posterior del pensamiento de Fichte. Lo mismo ocurre con Aristóteles, que parece que no conoció los últimos diálogos del viejo Platón, como por ejemplo El sofista. Los desarrollos de Fichte, a partir de su expulsión de Jena, no fueron conocidos, no influyeron en la historia de la filosofía, en sus seguidores. Así, fue sustituido por Schelling.



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