
Schelling
aparece como un seguidor de Fichte. La salida por la que optó
Fichte, desde la filosofía de Kant, conduce al ateísmo. El premio
de la virtud es la virtud, y no introduce la idea de Dios como
postulado. Schelling construyó su sistema a una edad muy temprana, y
casi no publicó más a partir de los cuarenta años, convirtiéndose
en un crítico de Hegel y queriendo ir más allá del idealismo, algo
que resulta muy interesante. Ya desde el principio empezó a marcar
diferencias con el idealismo de Fichte. Como dice Heidegger,
Schelling va más allá del idealismo, es decir, que no es Hegel. Los
historiadores hegelianos colocan a Fichte y a Schelling como dos
meros eslabones entre Kant y Hegel. Hegel es un seguidor de
Schelling, el cual elaboró el sistema de la identidad: vio los
defectos del idealismo y propuso una vía para superarlo. Por eso en
el siglo XX se ha dado cada vez más importancia a Schelling, sobre
todo a partir de los años 30. Se ve a Hegel como alguien que parte
de Schelling, pero que lo tergiversa. Schelling es muy diferente de
la filosofía de Fichte y la de Hegel, y esto debe ser puesto de
relevancia.
Podemos
decir que lo que diferencia a Schelling de Fichte, se aprecia ya en
sus Cartas filosóficas, donde intenta crear una filosofía
teniendo en cuenta el cristianismo kantiano, que rechaza el
dogmatismo de Espinosa. Pero también se posiciona frente al
cristianismo idealista de Fichte. Busca una solución intermedia
entre el dogmatismo y el idealismo. Así pues, en Schelling hay una
influencia de Leibniz. El punto de partida no es la naturaleza
(materia) ni la pura conciencia (yo), sino un punto intermedio. El
punto de partida es la identidad de sujeto y objeto, interpretada por
Fichte como una conciencia reflexiva, un “yo” absoluto. Para
Schelling no es un “yo”, sino una identidad, una mezcla de “yo”
y “no-yo”. El problema del dogmatismo es que el punto de partida
queda absorbido por el objeto. En el sistema de Fichte ocurre lo
contrario, y acaba disolviendo el objeto en la conciencia, incluso
llega a decir que el objeto es puesto por el “yo”. Esto, para
Schelling, es un escándalo, y busca un nuevo cristianismo ni
dogmático ni idealista, sino intermedio que parte de la
representación, entendida como la identidad.
Para
ello, se inspira en Espinosa, haciendo de él una lectura diferente a
la de Fichte. Espinosa entendía la substancia como unidad de dos
atributos: pensamiento y extensión. La substancia no es un “yo”
ni es algo físico, son las dos cosas. Schelling se fija en esto para
formular su fundamento filosófico, algo que sea una unidad de sujeto
y objeto. El sistema de Espinosa refleja sólo una parte de la
realidad, la naturaleza, y no el espíritu (cultura). Esta posición
es clásica del idealismo alemán, que Espinosa no manejaba, y se
centra en la naturaleza.
En
Alemania, con Fichte, aparece la cultura como una segunda naturaleza
a partir de una secularización de la idea de Gracia, como aprecia G.
Bueno. Hay que criticar la mitificación de la cultura, ya señaló
Ortega. La cultura como una segunda naturaleza aparece en Schelling
más claramente que en Fichte (que habla más de baldung de kultur),
como aquello que está por encima de la naturaleza (que era la idea
teológica de Gracia). El sistema de Espinosa parte de la substancia,
que tiene unos atributos y ciertos modos. Este sistema está bien,
pero la sustancia no es el “Deus sive natura”, sino que también
es el Espíritu (cultura) que debe tener, a su vez, sus atributos y
sus modos. Schelling busca un mismo fundamento para la Naturaleza y
el Espíritu, que es la identidad, y por eso en Schelling se habla
del sistema de la identidad. A partir de él, reexpone toda la
filosofía de Kant y Fichte. Fichte explica una organización del
conocimiento de la naturaleza desde el “yo”, pero queda por
explicar la propia naturaleza. Para Fichte, la naturaleza es puro
“no-yo”. Sin embargo, para Schelling, siguiendo a Espinosa, es
pensamiento y extensión, sujeto y objeto. La naturaleza es el
espíritu dormido (algo que suena mucho a Leibniz). En la naturaleza
hay también espíritu, hay algo subjetivo (por ejemplo, los
animales). En el espíritu hay elementos objetivos, como por ejemplo
las constituciones actuales o el arte, que es la exteriorización del
espíritu. Así, Schelling comienza a analizar la naturaleza desde
esta concepción, no sólo nuestro conocimiento de la naturaleza, al
modo de Fichte.
La
naturaleza es una identidad de lo subjetivo y lo objetivo que se
organiza dialécticamente. Hay un elemento objetivo relacionado con
los elementos de los que trata la física de Newton, que Schelling
conocía. Pero en la naturaleza hay otras fuerzas que no son
puramente mecánicas, como el electromagnetismo, las fuerzas
químicas, etc. En estas hay una oposición de fuerzas:
atracción/repulsión, polo+/polo-, etc. La naturaleza no se reduce a
esto, es otro nivel, hay una síntesis de estos dos tipos de fuerzas,
siendo un nivel más complejo de la realidad en el que aparecen los
organismos biológicos. En el organismo aparecen las primeras
manifestaciones de la subjetividad de la conciencia, antes de llegar
al hombre. Schelling abre así la posibilidad de una explicación
evolutiva de la naturaleza que Hegel rechazó. De este modo, la
filosofía de Schelling influye en muchos desarrollos científicos,
en biología, geología, etc. Observando el conocimiento que da la
ciencia, no sólo la física, sino también el electromagnetismo, la
química, la biología, etc., se acerca uno al conocimiento de la
naturaleza, pero esto es insuficiente, y es necesaria la filosofía
para dar una idea global de la naturaleza.
Al
final de la naturaleza aparece el hombre, que abre una realidad
nueva: el espíritu, la cultura, y esto debe ser explicado también.
Esta
es una filosofía de la naturaleza basada en elementos científicos,
partiendo de Kant, y que no se basa en supuestos aristotélicos. La
filosofía de la naturaleza de Schelling se basa en los resultados
científicos, pero va más allá realizando una construcción
filosófica de la idea de naturaleza. Schelling sigue un esquema
evolutivo, desde el nivel electroquímico, físico, biológico, etc.
Hegel rechazó la posibilidad de una evolución. Para Schelling, no
se pueden entender los distintos niveles de la naturaleza como
resultado de una evolución puramente mecánica, y rechaza una
explicación puramente materialista. La vida presupone unas
condiciones anteriores de la materia. La concepción de la naturaleza
como naturaleza muerta es errónea, pues la naturaleza está viva,
aunque menos en la tradición de Leibniz y, posteriormente, de
Bergson. La filosofía de la naturaleza de Schelling es más compleja
que la de Hegel, como ya vieron Marx y Engels. La filosofía de
Schelling no es puramente idealista, como sería la de Hegel. Para
explicar estos problemas, Schelling utilizará formas tomadas del
cristianismo. En relación con esto hay que decir que, debido a las
presiones existentes en Prusia para abandonar la religión, utilizará
muchas metáforas cristianas. La filosofía de la naturaleza de
Schelling es una visión de la naturaleza crítica, que no se puede
decir que sea idealista ni materialista. Esto es muy importante, pero
debido a unos problemas no pudo abrir del todo esta posición.
En
este periodo, Schelling se hizo muy famoso, hasta el año 1800 con
El sistema del idealismo trascendental. Este título es
engañoso, pues el idealismo es el desarrollo de la filosofía del
espíritu, es sólo una parte de su filosofía, que debe ser
completada con su filosofía de la naturaleza, con la parte
materialista, por decirlo así.
Schelling
recuerda a lo que hace Aristóteles respecto a Platón, al rechazar
las ideas separadas, es menos idealista. Schelling hace algo similar
respecto a Fichte. Para Fichte lo absoluto es el “yo”, pero
Schelling rechaza esto y parte, así, de la identidad. De este modo,
se inicia una pequeña polémica entre ambos. Hegel publicó Sobre
la diferencia entre los sistemas de Fichte y Schelling, en
defensa de la posición de Schelling. Hegel entra como colaborador de
Schelling en la Universidad de Jena, cuando Fichte estaba ya en
Berlín. Las diferencias entre Hegel Y Schelling son menores que las
que existieron entre Schelling y Fichte. Fichte y Hegel son los
realmente idealistas.
Un
problema de Schelling es que no encuentra una terminología adecuada.
El caso de Schelling es muy complejo, y caben muchas
interpretaciones. Incluso algunos los ven como un anticipador de
cierto materialismo, y esto se debe a que, en un poema, Schelling
parece declararse abiertamente epicureísta, es decir, materialista.
Habla de la materia como principio y fin del universo, pero este
materialismo se fue matizando a lo largo de su vida. Tuvo una fase
materialista vitalista al estilo de Diderot, con cierto carácter
anticlerical. Pero Schelling rectificó esta posición a lo largo de
su vida, y fue más cauto, ante la situación en la Prusia de su
época, como también hará Hegel.
El
idealismo trascendental es una sistematización del espíritu, del
mismo modo que había hecho un sistema de la naturaleza. En esta
segunda parte se basa más en Fichte. La filosofía del espíritu,
para Fichte, empezaba en la oposición entre “yo” y “no-yo”.
Este esquema será retomado por Hegel en la Fenomenología del
espíritu. La diferencia de Schelling respecto a Fichte también
es considerable en esta parte. Para Schelling, el mundo del espíritu
no acaba en la moral, sino que echa de menos en Fichte la
consideración del arte. Kant consideraba la estética en una parte
de la Crítica del juicio, y esta parte de su obra no era
aceptada por Fichte. Schelling verá la estética como la
objetivación del espíritu, que se inicia ya en el Estado de tipo
formal (por ejemplo, las leyes). Así, las obras de arte son una
objetivación material del espíritu. De este modo se prefigura ya la
distinción hegeliana entre espíritu subjetivo (moral) y espíritu
objetivo (formal: leyes, Estado, etc.). Además, está el espíritu
objetivo material que, como síntesis del espíritu subjetivo y el
espíritu objetivo, es el espíritu absoluto.
Para
Schelling, el arte es la identidad entre lo subjetivo y lo objetivo,
una creación que está por encima incluso de la moral. Fue éste un
filósofo muy cercano a los románticos. Fichte y Hegel acabaron
enfrentándose con el esteticismo de los románticos, que preferirán
la filosofía de Schelling. Para Schelling, las grandes
manifestaciones artísticas están ligadas a la mitología, el arte
presupone la religión, y está por encima de él, dentro del
espíritu absoluto. Cuando la religión se racionaliza se hace
filosofía, que constituye el culmen del espíritu absoluto. Kant y
Fichte reducían la religión a una moral, a relaciones
circularcitas. Para Schelling, no se puede reducir a la moral, es
algo superior. Así, se ve una relación con el Romaticismo, que
pretendía volver al catolicismo, a la ascensión de la religión
incluso en Alemania. Aún así, no debemos considerar a Schelling
como un retrógrado. Los románticos trataron de restaurar el Imperio
alemán medieval y, por eso, querían retomar el catolicismo, todo
ello en relación con el nacionalismo alemán. Schelling fue quien
ligó el nacionalismo a la lengua, y no Fichte. Schelling se separó
rápidamente de estas posiciones, que inspiraron el
nacionalsocialismo alemán, a Hitler. Fichte es más liberal que un
romántico y daba menor relevancia al arte y a la estética que
Schelling, el cual llegó a decir que el verdadero organon de la
filosofía es el arte.
Todo
esto culmina en la exposición del espíritu absoluto, que se abre
camino en la naturaleza. El arte es una especie de segunda
naturaleza, un mundo espiritual objetivado, cerrándose el círculo
de un sistema con la vuelta a la naturaleza desde el espíritu, que
surgió de la propia naturaleza. Hegel acabará declarando que el
espíritu absoluto es la divinidad, pues no había un ámbito social
adecuado para abrir el camino a una visión que no fuera religiosa.
Una visión de estos sistemas desde una perspectiva atea aparecerá
luego en Marx y Engels, que no hacen más que desarrollar estas ideas
desde una perspectiva atea en la que el espíritu absoluto es la
humanidad. La filosofía de Schelling aparece todavía revestida de
una terminología teológica, como ocurre con Hegel, quien populariza
todo esto construyendo una ideología general que sirve para
articular las reformas políticas de la época. La filosofía de
Hegel en Prusia fue igual que la religión anglicana en Inglaterra.
Schelling,
en la segunda parte de su vida, se dedicó al estudio de las
religiones. Trató de hacer una historia de las religiones, dados los
problemas que se le plantean en la construcción de su sistema. Sabía
arameo, y realizó un estudio filológico de la religión. Trató de
hacer una historia de las religiones. Rompe con la idea de que el
monoteísmo es una religión originaria, que existe desde siempre, y
ve que el monoteísmo presupone el politeísmo que culmina en Grecia.
Se busca el origen de las religiones a través del lenguaje, idea que
se puso de moda gracias a los filólogos alemanes. Esta idea tuvo
mucha relevancia en el siglo XIX, pero la religión no se acaba en
las sociedades ágrafas, y el horizonte del estudio de la religión,
gracias al desarrollo de ciencias como la arqueología o la
paleografía, se amplió considerablemente. En el siglo XX, esta idea
decayó. Schelling habló de la religión de forma
científico-positiva, no haciendo meras especulaciones, intención
que siguió a lo largo de toda su obra, más fundamentada que la de
Hegel.
Hegel
dice que la identidad es Dios, pero antes de la creación es el
pensamiento, del que se ocupa la lógica. La lógica es el Dios
padre, se aliena en la naturaleza para llegar a ser hombre en la
naturaleza llega a la concreción absoluta, el Hijo, y vuelve a
empezar el ciclo. Hegel utilizó metáforas poco racionales. Explica
el paso de la lógica a la naturaleza en términos místicos. La idea
se deja ver (se aliena) en la naturaleza y se olvida. Es un espíritu
dormido, y al final de la naturaleza se hace consciente en la
conciencia humana. Este espíritu se hace objetivo en la historia y
el Estado, y se llega al espíritu absoluto conformado por el arte
(en tanto que mitología), la religión y la filosofía (religión
racionalizada). Hegel recoge, así, muchas ideas ya expuestas por
Schelling, que critica que el paso de la lógica a la naturaleza no
sea explicado racionalmente. Critica, además, el automovimiento de
la idea, dentro de la línea del idealismo, del misticismo, etc. Para
Hegel, la realidad es el producto de la idea: construye un idealismo
absoluto utilizando un lenguaje cristiano.
Esto
llevará a una contradicción en la escuela de Hegel, que conducirá
a una revisión materialista con Feuerbach, Marx, etc., los cuales
proponen que no es la idea lo que produce la naturaleza, sino que es
la naturaleza la que produce la idea. A pesar de esto, las ideas de
Hegel funcionan excelentemente convirtiéndose en la ideología
oficial del Estado prusiano. Lo más interesante de Hegel es que
consigue sistematizar muchas cosas apuntadas ya anteriormente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario